Cuando llega el verano, aumentan los insectos de todo tipo, roedores y otras plagas por las altas temperaturas. Mediante una serie de recomendaciones que os mostramos a continuación, puedes mantener la vivienda a salvo de estos molestos animales. Presta atención a los siguientes consejos que indican cómo combatir las pagas de verano.
Hacer frente a los insectos
Dentro de los insectos, las cucarachas son las más peligrosas y las que más repugnancia causan. Cuando se detectan, es importante comenzar un tratamiento de control porque pueden transmitir enfermedades como la salmonelosis.
Los mosquitos son molestos porque su picadura es muy dolorosa y en personas sensibles pueden causar reacciones cutáneas importantes. El mosquito tigre es aún si cabe más peligroso.
Las moscas domésticas también se convierten en un quebradero de cabeza importante. Especialmente relevante es la mosca negra, pues su picadura produce un escozor intenso y duradero.
Las hormigas, también molestas, raras veces causan problemas de salud. Las avispas suelen concentrarse en piscinas, jardines y fuentes y su picadura es realmente dolorosa.
Las plagas de ratas
No solo hay plagas de insectos en verano. Las ratas en esta época del año aumentan en número debido al calor y la humedad. Estos roedores viven en la red de alcantarillado de los espacios urbanos y son potenciales transmisores de muchas enfermedades. Los ratones también pueden aparecer en zonas donde se acumulan alimentos.
Las claves para evitar plagas
Para combatir las plagas del verano existen una serie de recomendaciones que pasan por no dejar restos de comida en casa ni el jardín, no acumular aguas estancadas y ventilar la vivienda para que desaparezca la humedad.
Además de esto, resulta muy conveniente sellar las posibles grietas de lavabos, fregaderos y desagües; evitar acumular basura y restos orgánicos en casa y en zonas con poca ventilación; mantener las bolsas debidamente cerradas y depositarlas en los contenedores correspondientes; limpiar todos los espacios de comida de restos de alimentos; mantener el jardín en correcto estado eliminando las malas hierbas; revisar el pelaje y el estado de salud de las mascotas; y por último, ventilar y permitir la circulación de aire en el hogar pero mantener las persianas bajas o a medio abrir para evitar la entrada de insectos.